ACTUALIZACIÓN:
LUNES 28 A LAS 6 de la tarde, plaça catalunya.
si llueve, nos vemos en el andén de renfe
(hay ascensor)
Evento en Facebook, por si quieres difundirlo desde allí: Debat «Cos i ciutat»
DEBATE PÚBLICO CUERPO Y CIUDAD
28 de noviembre a las 18h en Plaza Catalunya
¿Cómo pensamos la calle desde la Comisión de diversidad funcional-15M?
Hace unos pocos meses, aparecía en las calles un cartel del ayuntamiento aconsejando CAMINAR CIVICAMENTE. Un decálogo enseñaba a los peatones cómo transitar por una ciudad amenazante. Un cartel anacrónico.
Para nosotros de un tiempo a este largo ahora, la calle ya no es un sitio amenazante. La calle es el lugar al que hemos vuelto para encontrarnos, improvisar una conversación, andar con los vecinos, muchos y desconocidos.
Poblamos la calle y la plaza para volver a compartir algo del orden del sentido, para descubrirnos como personas pensando en común. Y para los que nos reunimos en la comisión de diversidad funcional de la plaza, no se trata de compartir una identidad, sino de ponerse juntos, del mismo lado, para interpelar a una realidad que no reconocemos a nuestro favor y queremos reconfigurar a nuestra medida y según nuestros deseos y necesidades.
Esta comisión tiene una particular fuerza cuando irrumpe en la plaza, en la calle. Porque en el ejercicio de volver habitable la ciudad inhabitable nos acompañan ciertas paradojas. Salir al encuentro de la calle, para muchos de sus miembros, supone la decisión de cometer una transgresión previa. Para quienes la ciudad es un espacio hostil o restringido, para quienes se saben invisibles, para los que son cuidados por otros –el estado o la familia- y muchas veces ese cuidado es el que priva de compartir las experiencias públicas, estar presentes en la calle es un gesto radical en sí, que no necesita explicarse para expresar su profundo sentido.
Hay una particular persistencia del 15M en el abrir, materializar y sostener, en calles y plazas, espacios experimentales. Estar en círculo, en la plaza, en la asamblea, yendo a las manifestaciones juntos, escuchándonos atentamente, buscando el banco para que los bipedestantes estemos cómodos, rehaciendo la ronda tres veces bajo la lluvia en la Barceloneta. La calle parece aportarnos, sacudirnos y permitirnos una estrategia. Aun así nos preguntamos:
¿Cómo es nuestra particular experiencia del “tomar la calleâ€?
¿Por qué hay radicalidad en nuestro estar, simplemente estando?
¿Qué demostramos en la calle?
¿Por qué nos interesa atarnos a la calle?
¿En nuestro caso lo personal es político? Y lo que concierne a mi vida privada ¿es pues asunto público?
Cuerpo y ciudad es la temática que proponemos para el próximo debate público que celebraremos el 14 de noviembre a las 18h en Plaza Catalunya. Queremos poner sobre la mesa la necesidad de recuperar el espacio público y el diálogo con la ciudadanía de todo aquello que nos concierne, entre otros motivos porque tomar la plaza es tomar la palabra. Proponemos pues para este día volver a usar la plaza como ágora de discusión pública. Hacer un acto político de visibilización, diálogo, debate y reflexión conjunta.
Algunos temas para alimentar el debate…
– La comisión de diversidad funcional constituye una experiencia urbana donde se hace posible un vínculo político. Cada vez que estamos juntos: creamos, sostenemos, llevamos con nosotros el espacio público.
Juntos hemos creado lazos de solidaridad itinerante en el espacio urbano (por ejemplo en el debate en la Barceloneta, o en el paseo por fiestas de Gracia).
– En esa experiencia humanizamos el espacio urbano: apropiándonos de él hablamos de sus dimensiones, sus límites, sus calidades, su arquitectura y su sentido.
– Nosotros hacemos accesible la ciudad, eliminamos barreras para decidir entre todas y todos acerca de la dirección e intensidad de nuestros movimientos. Decimos: es la ciudad la que debe adaptarse a nosotros y no las mujeres y hombres a ella.
– Habitando la calle demostramos que todos somos diversos: funcionales, físicos (ergonómicos, antropométricos), comunicacionales, emocionales…
No somos especiales, tampoco estándar; no somos normales, tampoco una anomalía.
– Para nosotros la capacidad no es un indicador.
No somos susceptibles de ser puestos en valor.
No somos un cuerpo único ni etiquetable. No somos representables.
A veces preferimos ser disfuncionales.
– Discurrimos por la ciudad: por ella vamos, pensando con el cuerpo, vamos con él politizando la calle. Somos un flujo de la ciudad y hemos abolido las distancias entre nuestros cuerpos.
– Desplazándonos por la ciudad nos desplazamos también de los roles sociales, de los hábitats segregados, de las palabras que nos nombran y no son nuestras palabras.
Hemos salido hace rato de casa y no volveremos siendo los mismos.
Hemos abandonado los territorios sin salida que nos estaban asignados.
– Nosotros y nuestros cuerpos proyectamos la ciudad verdadera:
En la calle somos independientes, entonces interdependientes.
En la calle somos autónomos, entonces nos co-implicamos.
En la calle hacemos en común y es como somos más singulares.
En la calle nos pensamos unos a otras, transgrediendo nuestros límites.
En la calle formamos parte de un anonimato común, y nos volvemos, ahora sí, gratamente invisibles.